
Su vida:
Dice Gomperz que así como en Siracusa se venera a Arquímedes, y en Mantova a Virgilio, así los girgentanos veneran a Empédocles. No sólo por ser un gran demócrata, ya que puso fin al régimen aristocrático de Girgenti (Agrigento en época del filósofo, Akragas, en griego) y rehusó la corona de príncipe que le ofrecieron, sino también por ser gran médico, mago, taumaturgo, filósofo, ingeniero, etc. Fue, por todo eso, figura predilecta de los poetas y de las historias biográficas apócrifas.
Difícil es hacer un juicio justo sobre él, “ya que a sus incontables méritos se mezclan el oropel de pretensiones sin consistencia, quizás se deban a los habitantes de la isla, que desde antiguo son afectos a la ostentación y a la teatralización. Hay en ello una búsqueda de la vistosidad, del efecto, de la exageración.” (1)
Es sumamente difícil establecer la cronología exacta sobre Empédocles, pero puede establecerse su “floruit” hacia la mitad del siglo V A.C.(2)
Fué menor que Anaxágoras, aunque su actividad filosófica fue anterior, según se desprenden de los comentarios de Simplicio (3) y de Diógenes Laercio.
Vivió hasta los sesenta años, según relatan Aristóteles y Heráclides, (4) en el Peloponeso, donde, cree Gomperz que murió : — “ fin poco digno, ni se tiró al Etna, ni se elevó al cielo en una nube de fuego” .(5) Afirmación que se contrapone al mito y sólo se justifica si se lo toma en forma literal; preferimos aceptar el mito por su valor como tal y belleza estetica.
Pausanias dijo ser testigo de que luego de ofrecer sacrificios cerca del campo de Peisianax, y al quedarse todos dormidos, al amanecer siguiente no pudieron encontrar a Empédocles, interrogado un sirviente dijo que escuchó una voz en la noche llamando a Empédocles y vió una luz en el cielo, por lo que consideró que Empédocles se había elevado convirtiéndose en un dios.
Hippobotus dijo que desapareció en el Etna, convirtiéndose en un dios,(6) otros sostienen que se arrojó para hacer su muerte misteriosa, pero el Etna arrojó fuera su sandalia y el engaño fue descubierto.
Lo cierto es que su muerte y tumba son desconocidos, quizás porque nunca regresó del Peloponeso, según la cita de Timaeus que hace Diógenes Laercio.(7)
Para algunos murió a los sesenta años, para otros a los 77, y no falta quien asegura que vivió 109 años.
El profesor Angel Cappelletti señala una fecha exacta de nacimiento, 492 A.C. y lo caracteriza afirmando que Empédocles pudo tener antepasados cretenses o ibéricos, recibió influencia pitagórica y órfica; también es posible que conociera a los eléatas.
Viajó a Egipto, según Diógenes Laercio, fué discípulo de Alcmeón de Crotona, lo que justificaría que fue pitagórico pero con inclinaciones democráticas. De él habría aprendido medicina y tomado el amor por la igualdad (Alcmeón de Crotona fue el creador de la isonomía ) llevándolo a ser el primero que enseñó a las masas y no reservó su ciencia para un selecto grupo de discípulos.
Se supone que estaba familiarizado con la filosofía jónica, habría leído a Anaximandro, a Anaxímenes y a Heráclito.
Su prédica teológica contenía, como en Jenófanes, una crítica a los dioses antropomórficos, propios de las religiones públicas y populares.
Su enseñanza moral se basa en el respeto de toda forma de vida, prohibición de comer carne, y la creencia en la memtempsicosis.(8)
Aristóteles interpreta que la fuerza bipolar amor-odio no son fuerzas materiales ni mecánicas, sino que tienen un carácter moral, identificando el amor con el bien y la discordia con el mal, — “de manera que si dijéramos que fue el primero en declarar que el mal y el bien son principios, es posible que afirmáramos con acierto” — dice en sus comentarios a Empédocles.(9) Rechazamos esta interpretación sin fundamento alguno que atribuímos al conocido deseo de Aristóteles de tomar las doctrinas de sus antecesores y acomodarlas según la propia para reforzarla o desacreditar a quien critica.
Se discute también sobre su genealogía. Se ha dicho que fue hijo de Exaenetus (Satyrus), o de Archinomus (Telauges, hijo de Pythagoras), pero la mayoría coincide en que fue hijo de Metón y nieto de Empédocles de Acragas. (10)
Dice Diógenes Laercio que el padre de Metón alcanzó una victoria con la cuadriga en la Olimpíada 71 (496 a.C.).
Su padre, Metón, contribuyó a derrocar al tirano Trasídeo, y él derribó a una organización aristocrática denominada “Los Mil.”
Aristóteles lo considera el inventor de la retórica, como Zenón lo es de la dialéctica. Y menciona que Gorgias fue discípulo suyo.
Fue admirador de Parménides y de Jenófanes (11).
Alcidamas dijo que tanto Zenón como Empédocles fueron discípulos de Parménides al mismo tiempo, luego Zenón creó su propio sistema.
Entre las incontables obras, quizás la que le dió mayor prestigio fue la de secar los pantanos de Selimunte, así como la de liberar a su ciudad de la epidemia que la asolaba, dándole un clima saludable, al abrir un pasaje para el viento del norte, en la roca viva.
Entre los actos inexplicables, se cuenta que despertó a una mujer que hacía treinta días no tenía pulso ni respiraba ( aunque se dice que ésta es una leyenda corriente para la época, según Heráclide Pontico ).
Gorgias dice que lo vió cumplir “encantamientos” (algunos autores identifican esto con curas por hipnosis o sugestión ).
El principio curativo que usaba era el “similia similibus curandi”, contrario al principio hipocrático ( que es posteriror ) “contraria contrarius curandus”.
Para terminar de caracterizarlo debemos decir que para el médico, el sacerdote, el orador, el político, el autor, el objeto de mayor interés es el hombre; de modo que debemos buscar en el filósofo a un antropólogo más que a un cosmólogo; y en cuanto a naturista, más a un fisiólogo, físico y químico, que a un astrónomo y matemático.
Sus Obras:
Dos grandes obras son objeto de estudio, en ellas los críticos buscan contradicciones, pero el Padre Lagrange demuestra que en la obra mística “Purificaciones” hay mucho de filosófico , y en la filosófica, “Perifíceos”, hay mucho de místico. Compartimos este criterio.
Se cree que compuso varios poemas, entre ellos uno sobre la invasión de Jerjes que llamó “Tránsito de Jerjes”, trataba del paso de Asia a Grecia por sobre un puente de barcos sobre el Helesponto, a imitación del que había hecho su padre en el Bósforo de Tracia. y un “Proemio a Apolo”, que después quemó su hermana o su hija, según señala Diógenes Laercio (12).
Sus poemas “Purificaciones” y “Sobre la Naturaleza” escritos en hexámetros, como lo hacía Parménides, rondan las 5.000 líneas. Sus “Discursos” sobre medicina, las 6.000 (algunos autores señalan 600, otros como Kirk y Raven, apuntan la cifra citada, basados en Diógenes, y agregan que la confusión se debe a Diels, que interpretó en vez de “pentakiocilia”, “panta triocilia” como “muchos”, no creyendo que pudieran ser tantos.(13)
Además escribió tragedias, no menos de 43, y otras obras. No falta quien atribuye las tragedias a un sobrino homónimo.
No se puede precisar el orden exacto de los fragmentos que perduran, aunque se sigue el orden de Diels. Nosotros también citaremos a otros autores que se refieren a Empédocles, siguiendo a Kirk y Raven.
Respecto de las aparentes contradicciones que se observan entre las “Purificaciones” y los poemas “Sobre la Naturaleza”, según opinan Zeller y Burnet, no serían tales, ya que corresponderían a distintas épocas, tesis de Cornford. Y en nuestro trabajo encontramos mas coincidencias entre ambos textos, que contradicciones.
Bridez sostiene que los poermas “Sobre la Naturaleza” son obra de la madurez, y “Purificaciones”, de la juventud.
Zeller, Windelband, Mondolfo, Bignone, Robin, Capizzi, etc, sostienen lo contrario, presuponiendo una conversión religiosa en la madurez.
Nosotros apoyamos la primera creencia respaldados en que la creencia religiosa es la que lo lleva a elaborar una complejísima comogonía. No encontramos otra explicación que satisfaciera el criterio contrario.
De todas maneras, no existe una gran diferencia estilística o doctrinaria entre ambos poemas, lo que convierte a la discusión en algo intrascendente.
Antecedentes y caracterización de la filosofía de Empédocles:
El Profesor Cappelletti divide a la filosofía griega anterior a Sócrates en dos etapas. La primera separada de la segunda justamente por Empédocles.
La primera etapa, a su vez está subdividida en tres partes:
1) el monismo dinámico de los milesios, de los que también hay que diferenciar a Heráclito, ya que éste introduce en la Physis (cosmos) el logos (razón) único y eterno consustanciado con la misma Physis ( ritmo racional del fuego ).
2) el pitagorísmo que es un dualismo que tienden al monísmo, a través de la armonía, o al panteísmo.
3) el monismo estático de Parménides, Meliso y Zenón, rigurosa concepción ontológica donde sólo es real (el ser) lo que pueda pensarse sin contradicción alguna.
Entre estas tres subdivisiones se encuentra Jenófanes que toma la Physis pero excluye de ella el devenir.
Debido a la señalada rigurosa concepción parmenídica se genera una generalizada reacción entre los físicos, meteorólogos, biólogos, etc, que tratan de salvar a los fenómenos. Aquí comienza la denominada reacción pluralista, y con ella la segunda etapa de la filosofía presocrática.
La segunda etapa, pluralista, es dividida en:
4) pluralismo cualitativo limitado, representado por Empédocles, cuya explicación es el motivo de éste trabajo.
5) pluralismo cualitativo ilimitado, representado por Anaxágoras, quien se pregunta por qué limitar los elementos solamente a cuatro, por qué no llevarlos al número infinito, ya que seres serán tantos como materias discernibles se puedan encontrar.
6) pluralismo cuantitativo, representado por el atomismo de la Leucipo y Demócrito, para quienes los elementos son los átomos, extensiones indivisibles de materia que carecen de cualidad (olor, color, sabor) y solamente tienen figura y colocación en el espacio; es éste un mecanicismo, es decir la explicación de cómo se unen los átomos en el espacio.
Existe aún otra mención necesaria que no pertenece a ésta segunda etapa por no ser un pluralismo, y tampoco a la primera etapa ya que es posterior en el tiempo.
Se la denomina Segunda Filosofía Jónica, que con nuevos argumentos defiende el monísmo dinámico de los milesios, especialmente de Anaxímenes, está representada por Diógenes de Apolonia.
De este modo, encontramos a Empédocles situado entre la primera y segunda etapa. Antes de Empédocles la filosofía griega estuvo dominada por dos formas de monismo, tal como ya señalamos, Empédocles es el primero en proponer una filosofía natural pluralista.
Para el pluralismo, en el fondo de la realidad hay unidades múltiples, plurales, irreductibles, hay “seres” y no “ser”.
Empédocles es pluralista en dos sentidos diferentes: en primer lugar la “Physis” no es una , sino cuádruple “TESSARA RIZOMATA PANTON” (cuatro raíces de todas las cosas).Y en segundo lugar, diferencia la causa material del principio activo. Para los jónicos ambas, materia y fuerza ( “ex quo” y “quo” eran una sin diferenciación) lo que implicaba un hilozoísmo (todo dotado de vida, alma o inteligencia) o un panteísmo. Empédocles es el primero en diferenciar los principios y romper con el hilozoísmo, dando una mejor justificación de los fenómenos.
Algunos autores cometen el error de atribuir a Empédocles (o a Anaxágoras) el dualismo Platónico. Si bien dan unos pasos en ese sentido, la oposición entre los cuatro elementos y la fuerza bipolar está en el mismo espacio, uno es material y el otro es una fuerza vital; los cuatro elementos son pasivos, sólo materia, y la fuerza no es un principio espiritual (no material) que se le opone, sino que se trata de un principio material dotado de fuerza y vida que ejerce su acción sobre la materia.
En cambio sí puede señalarse con acierto que aparecen en Empédocles huellas órficas. Encontramos coincidencias en su creencia en la memtempsicosis, peregrinación de las almas no sólo en cuerpos humanos, sino en animales y hasta vegetales.
En estas concepciones funda también su teoría del conocimiento, y las del alma ( alma-sangre, alma-demonio) que mas adelante analizaremos.
Los cuatro elementos:
Comienza, según el principio parmenídico, por negar todo cambio sustancial (“ex nihilo nihil”)
Fr. 12 - “ Necios, pues no tienen preocupaciones de largo alcance,
los que no piensan que puede llegar a ser lo que no fue previamente, o algo pueda nacer o ser destruído totalmente.
Pues es inconcebible la llegada al ser a partir de lo que en modo alguno es, e imposible e inaudito que lo ente sea destruído,
ya que siempre habrá algo en donde se pueda uno seguir apoyando.”(14)
Por otra parte no desecha la experiencia sensorial, ni la relega al plano de la mera opinión (“doxa”).
Esta teoría es formulada por Empédocles, pero su gestación se inicia con la filosofía misma: Thales habla del agua; Heráclito, del fuego; Jenófanes habla de la tierra; Anaxímenes, del aire; pero la teoría de Empédocles no es una mera yuxtaposición, ni híbrido de las teorías de sus antecesores.
Hay antecedentes griegos, indúes (arios) y persas, pero Empédocles es el primero que la formula claramente.
Es de hacer notar que el número cuatro era sagrado para los pitagóricos, quizás por esto limitó los elementos a este número. Quizás, como sostiene Kern, fueran tomados de la cosmogonía órfica. Pero definitivamente no como sostiene la mayoría de los autores, basándose en la opinión de Aristóteles, que tal división represente nada más que los estados de la materia: sólido líquido y gaseoso, mas el fuego que produce tales cambios.
No nos inclinamos a pensar de este modo, ya que no se trataría de cuatro elementos, sino de uno que se transforma por acción de otro, cosa que jamás sostuvo Empédocles.
Tampoco vemos conexiones Heraclíteas, como Zeller, en el fuego.
Como sea, siguiendo a Gomperz, podemos decir que “ hay doctrinas que no se aceptan porque la humanidad no está preparada, otras son aceptadas y gracias a ellas se logra el verdadero conocimiento ( por el error) éste es el caso de Empédocles” (15) porque si bien Gomperz rechaza las explicaciones del filósofo, debe rendirse ante la evidencia de que los cuatro elementos formaron parte de la química antigua, medieval y moderna hasta Lavoisier (1790).
Empédocles identifica cada elemento con denominaciones mitológicas, así Efestos es el fuego; Nestis, el agua; Hera, el aire; y Hades, la tierra (veremos mas adelante que esto se debe al principio activo, a la causa eficiente, a la fuerza bipolar, que es la que dota de vida a la materia inerte).
Estos elementos se combinan de tal forma que dan compuestos variables hasta el infinito, pero a su vez hacen de la materia fundamental, algo inalterable en cuanto a la cantidad y cualidad ( principio parmenídico, ya que para él la inmutabilidad es una cualidad del ser, sin la cual el ser se aniquilaría); mientras que los individuos se caracterizan no sólo por la proporción (combinación cuantitativa) de los cuatro elementos (diferencia cualitativa), sino de sus relaciones de posición y de movimiento (diferencia mecánica) en que esas partes se encuentran en relación unas con otras. Por ejemplo, en medicina explica que la enfermedad es fruto de alguna desproporción.
La prevalencia de cada elemento en la mezcla de cada ser hace que cada uno elija el ambiente en que vivirá: aire, agua, tierra (pez, ave, animal terrestre).
La caracterización de los elementos en dos pares de cualidades opuestas, no es de Empédocles, sino de Aristóteles, por lo tanto no puede serle atribuída. (16)
Tampoco nos parece feliz la comparación que hacen muchos autores de los cuatro elementos con los cuatro colores elementales de la paleta del pintor (azul, amarillo, rojo y blanco), ya que las proporciones de que habla Empédocles no son sólo cuantitativas, sino también cualitativas y mecánicas. Por ejemplo, la diferencia entre la carne y la sangre, donde se dan igualdades de partes de los cuatro elementos, en una son iguales en peso, en la otra, iguales en volúmenes.
De modo que concluimos en que las teorías de Empédocles son particularísimas y no soportan la comparación con otras anteriores o posteriores, salvo para establecer sus diferencias.
La fuerza bipolar:
Restaurada la pluralidad, con los cuatro elementos, le restaba restaurar el movimiento, el cambio y el tiempo, cosa que logra con la introducción de dos causas eficientes.
Fr. 17: “... del uno nació por división la multiplicidad: fuego, agua, tierra y la altura inconmensurable del aire y, separada de ellos, la funesta Discordia, equilibrada por todas partes y, entre ellos, el Amor igual en extensión y anchura.” (17)
Ya habíamos adelantado que Empédocles, a diferencia de los jónicos, distingue entre causa material y principio activo, o entre causa material y causa eficiente, o entre materia y fuerza.
Para los jónicos ambos términos estaban representados por la “Physis”; Empédocles termina con el hilozoísmo al oponer a las cuatro materias originales, que son pasivas, una doble energía o fuerza bipolar activa.
Para Empédocles el estado actual del Universo presenta un compromiso entre dos tendencias : la tendencia a la separación de lo similar o a la unión de lo disímil, así, por ejemplo, en la formación de cada ser particular se muestra la acción de la segunda tendencia, mientras que en la disolución se muestra la primera.
Esta dualidad de fuerzas contrapuestas, que llama Amor y Discordia (Philía - Neikos) se encuentran en una larguísima lucha por imponerse una sobre la otra, no una vez, sino período tras período ( esta concepción le impide a Empédocles superar el sentido cíclico del tiempo ).
La vida se dá durante esa lucha. Cuando una fuerza alcanza por imponerse totalmente sobre la otra, la vida es imposible y todo vuelve a ser una esfera, donde es imposible diferenciar a los cuatro elementos. Volveremos sobre el tema al tratar la cosmogonía.
Creen los autores que tanto el Amor como la Discordia no son sólo fuerzas mecánicas, porque creen también que éste es un período demasiado temprano para la abstracción, la que llegaría recién con Platón, de modo que serían fuerzas con extensión espacial, por lo que serían materia, lo cual justificaría que Simplicio dijera que los principios de Empédocles eran seis.(18)
El causante de este dilema es nuevamente Aristóteles quien dice: “También Empédocles sostiene una opinión absurda, ya que identifica el bien con el amor, y éste es un principio como motor (puesto que une) y como materia ( pues es una parte de la mezcla)”. (19)
Aristóteles quiere ver aquí el influjo del dualismo moral de los pitagóricos, como ya adelantáramos, y agrega: “Pues si se sigue la opinión de Empédocles y se extraen las consecuencias que se derivan de su mentalidad y no de lo que pueda decir a manera de balbuceo, resulta que el Amor es la causa del Bien y la Discordia del Mal. De manera que si dijéramos que (Empédocles) fue el primero en declarar que el mal y el bien son principios, es posible que afirmáramos con acierto.” (20) Reiteramos el rechazo de esta afirmación.
En realidad lo que afirma Empédocles es que la fuerza bipolar es eternamente actuante, de la cual depende no sólo la formación y disolución periódica del universo, sino también el movimiento y la vida infusa en todas las cosas.
En este sentido habíamos adelantado que por ello podía llamar a cada elemento con el nombre de una deidad, ya que no se trata sólo de materia inerte, sino que este principio activo es el que da vida.
También debemos aclarar que cuando mencionamos a la fuerza bipolar lo hacemos con mayúscula, ya que tiene el carácter de deidad por su eternidad y por ser el principio motor.
Pero es necesario aclarar que cuando Empédocles se refiere a las deidades, todas perecen cuando termina el ciclo cósmico, únicamente subsiste la esfera, que veremos a continuación al explicar su cosmogonía.
Explicación cosmogónica:
Posiblemente la idea de la esfera como cuerpo perfecto la haya tomado de Parménides o de los pitagóricos. Este cuerpo no tiene cualidades definidas, ya que los cuatro elementos en partes iguales neutralizan sus cualidades contrarias, convirtiéndose en una mezcla perfecta (de cuatro elementos) por obra de la fuerza centrípeta, el Amor, que se encuentra en su apogeo.
Esto no significa que la fuerza contrapuesta, la fuerza centrífuga, la Discordia, esté ausente, está reducido a su mínima expresión pero está. Y desde ese mismo momento comenzará a cobrar fuerza y a separar y diferenciar a cada elemento hasta el punto que se equilibre con la fuerza opuesta.
En ese momento de equilibrio se produce el Universo tal como nosotros lo conocemos. Pero el avance de la Discordia, de la fuerza centrífuga, prosigue separando aún más a los elementos, hasta desintegrar el universo.
El Amor empieza a recuperar terreno hasta que un nuevo equilibrio produce otro Universo como éste en el que vivimos. Pero sigue adelante su fuerza centrípeta hasta que reúne nuevamente a los cuatro elementos en la esfera.
Todo este ciclo cósmico dura, según Cappelletti, 30.000 años, número formado por 30: ciclo de una generación (es el tiempo necesario para que un hombre le presente su propio hijo a su padre ) y multiplicado por 1.000 ( que significa grande).
Algunos autores interpretaron el término “orai” como 30.000 horas, pero tal término significa “estaciones”, siguiendo este significado y conociendo los griegos sólo tres estaciones, el ciclo podría verse reducido a 10.000 años.
De todas maneras, cualquiera fuere la extensión del ciclo, lo verdaderamenmte importante de esta concepción es que nada permanece, sólo la fuerza bipolar.
Aecio sostiene que lo primero en separarse, según Empédocles es el éter, luego el fuego y la tierra, y de ésta surgió el agua y de la evaporación de ésta, el aire.
Gomperz señala que la separación comienza cuando se separa lo pesado de lo ligero. Se concentra en el centro tierra y agua, luego una parte de aire y fuego escapan hacia lo alto, por la acción del fuego esa parte de aire se vitrifica dando origen a la bóveda celeste. Por la acción del vórtice primordial (término que da gran trabajo a los estudiosos del texto ya que no se sabe cómo se acuñó) el agua es expulsada de la tierra ( como sudor ) y el fuego celeste por evaporación del agua forma el aire.
La tierra se mantiene suspendida por acción de la fuerza centrífuga ( la velocidad del movimiento de rotación del cielo vence la velocidad del movimiento de caída) el comentario de Aristóteles lo compara al contenido del balde que no cae cuando éste gira. (21)
Explica día y noche por la rotación del cielo que tiene dos hemisferios, uno claro y otro oscuro.
El Sol no brilla con luz propia, es un cuerpo vítreo que recoge y proyecta la luz del éter- dice Gomperz - La Luna refleja la luz poryectada por el Sol. Mientras que Cappelletti afirma que para Empédocles el Sol es mayor que la Luna, igual que la Tierra y es una masa ígnea, siendo la luna de cristal (aire solidificado), también menciona una arbitraria doctrina de Aecio respecto de dos soles. (22) Sin embargo Plutarco afirma “el sol no es por naturaleza fuego (para Empédocles)”. (23)
Distingue las estrellas, fijas en la bóveda celeste, de los planetas que se mueven libremente. Las estrellas son orificios de la bóveda por donde pasa la luz del éter exterior.
Conoció la causa de los eclipses, señala Plutarco. (24)
Teoría biológica:
Tiene Empédocles una curiosa teoría — “extraña — dice Gomperz — pero no deja de apuntar a la evolución y a la selección natural”.
Es señalada por Aecio, Aristóteles y Simplicio, se divide en cuatro estadios.
Primero surgen en la Tierra miembros de diferentes especies.
Segundo juntados por el Amor, sin embargo no alcanzaban a juntarse con otros miembros de su propia anatomía por la falta de inteligencia del Amor que los unía, surgen así toda clase de monstruos que rápidamente perecieron.
Tercero surgieron seres asexuados, que por no poder reproducirse desaparecieron.
Cuarto aparecieron los seres sexuados que conocemos hoy.
Teoría del conocimiento:
Así como en otras cosas sigue a Parménides, aquí especialmente lo contradice al defender la veracidad de los datos que nos proporcionan los sentidos. (25)
Comienza desarrollando su teoría desde la sensación, que se relaciona con una teoría de la respiración, según la cual el hombre no solamente respira por la nariz y la laringe, sino también por los poros ( según se retrae la sangre al interior del cuerpo y vuelve a llenar los poros ). A través de éstos se producen las sensaciones ya que los objetos emanan “efluvios” que son percibidos por las partes similares del sujeto: “ Pues con la tierra vemos la tierra, con el agua el agua, con el aire el aire brillante y con el fuego el fuego destructor; con el Amor vemos al Amor y a la Discordia con la funesta Discordia”. (26)
Del mismo modo, Empédocles aplica el mismo principio a la inteligencia (pensamos y entendemos un elemento con el correspondiente elemento que existe en nosotros ).
La inteligencia tiene su sede principal en la sangre, (donde los elementos se encuentran mezclados por partes iguales) especialmente en la sangre del corazón.
Si bien no hizo pruebas experimentales, al menos se basó en la observación.
Las “Purificaciones”
Acertadamente algunos autores señalan que con la difícil construcción del ciclo cósmico, “se impuso una tarea capaz de agobiar a la más productiva imaginación” (27)
La razón por la cual introdujo en su sistema tan complejo ciclo cósmico aparece en su poema “Purificiones”, que guarda notables paralelos con el poema “Sobre la naturaleza”, y según la interpretación de muchos autores, que compartimos plenamente, se trate de la analogía entre el macrocosmos y el microcosmo (el mundo y el hombre).
Encontramos un esquema similar en las odas “órficas” de Píndaro.
Parte de la unidad y la paz, cae en el desorden y la discordia, se repone y vuelve a comenzar. Pensamos que este ciclo del alma sea el que le sugiere a Empédocles la idea de crear un ciclo similar en lo cósmico.
También de esta obra se perdieron gran cantidad de fragmentos, por lo que, como en el caso de la anterior (“Sobre la naturaleza”) debemos guiarnos por los comentarios de otros autores.
Comienza con un estado de inocencia original, anterior incluso a los dioses (Cronos, Ares, Zeus) donde solamente reinaba Cypris ( a quien se identifica con Afrodita), la fuerza cósmica del Amor, el gobierno cósmico del Amor, estadio en el que la Discordia (identificada con Ares) está totalmente excluída.
En esa época el hombre “no humedecía el altar la sangre pura de los toros, sino que se consideraba como una gran abominación entre los hombres el quitar violentamente la vida a los demás seres y devorar sus nobles miembros”(28).
La aparición de la Discordia invita a tener una conducta contraria a lo señalado, lo que claramente indica el final del dominio de Cypris.
En este sentido, Sexto señala: “¿No cesaréis con la horrible matanza? ¿Es qué no veis que os estáis devorando recíprocamente en vuestra insensata locura?.
El padre, pobre necio, levantando en alto a su propio hijo querido, que ha cambiado de forma, lo degüella en actitud de oración. Están perplejos cuando sacrifican a su víctima implorante; y él, sordos a sus gritos, lo degüella y prepara en sus mansiones un macabro festín. Del mismo modo el hijo coge a su padre y las hijas a sus madres y, después de quitarles violentamente la vida, se comen las carnes de sus seres queridos.”(29).
Y respecto de la conducta individual señala Porfiro: “Ay de mí, que no me destruyó el día sin compasión antes de que maquinara la funesta acción de comer carne con mis labios.”(30).
Y agrega Hipólito: “hay un oráculo de la necesidad, antiguo decretos de los dioses, eterno, sellado con amplios juramentos: siempre que algunos de los semidioses, cuyo lote es una vida de larga duración, ha manchado inicuamente sus queridos miembros con derramamiento de sangre anda errante, desterrado de los bienaventurados por tres veces diez mil estaciones, naciendo durante dicho tiempo en todas clases de especies de seres mortales y cambiando un penoso sendero de vida por otro. La fuerza del aire lo persigue hasta el punto que lo escupe de nuevo hacia tierra firme; ésta lo lanza dentro de los rayos del sol abrasador y él a su vez en los torbellinos del éter. Va pasando de unos a otros y todos le odian. Yo soy ahora uno de ellos, desterrados de los dioses y errabundo, yo que puse mi confianza en la furiosa discordia.” (31).
Muchos autores se esfuerzan desmedidamente hasta el punto de torcer el sentido original de Empédocles en la búsqueda de paralelismos entre las concepciones del filósofo de Acragas y la teología cristiana. De este modo señalan a un Dios único en la esfera, a la conducta provocada por la discordia como una caída, como un “pecado”. Sin embargo no hay señales, en la concepción empedoclea de equivalentes al Infierno (donde pagar sus culpas), sino que el alma permanece en éste mundo ( donde siempre estuvo ).
De modo que no diremos caída, el sentido de los fragmentos es totalmente distinto al sentido cristiano de pérdida del paraíso. En este caso la responsable del cambio de conducta es la Discordia y no la voluntad del hombre (no hay pecado) y por esta nueva conducta el alma debe reencarnar sucesivamente a fin de terminar con ésta repetición de nacimientos, en una escala ascendente, y recobrar el estado de felicidad perdido.
El error individual sólo demora el ascenso, que culmina cuando los hombres “al final llegan a ser adivinos, cantores de himnos, médicos y príncipes entre los hombres de la tierra; de aquí surgen como dioses colmados de honores, partícipes de la tierra de la mesa con los demás dioses inmortales, carentes de las pesadumbres y fatigas humanas.”(32)
Describe a este mundo como un lugar triste, donde el asesinato, el odio, las enfermedades, las corrupciones, las inundaciones y otros males vagan en la oscuridad, pero también es un mundo de opuestos, y junto a la sangrienta disputa está la armonía de amable rostro, la hermosura y la fealdad, la rapidez y la lentitud, la amable verdad y la oscuridad de negra cabellera.
Es necesario hacer un paralelismo con la obra física, donde señala “De éstos elementos nacieron todos cuantos seres existieron, existen y existirán, los arboles, los varones y las mujeres, las bestias, las aves, los peces que se nutren del agua y también los dioses de larga vida, muy superiores en sus prerrogativas.”(33), y en la obra mística señala: “Yo fuí en otro tiempo muchacho y muchacha, arbusto, ave y mudo pez marino.” (34). De aquí deriva el altísimo respeto por toda forma de vida, incluso por algunas formas de habas cuya ingesta también prohibe (35). Pero debemos señalar, además, que la sangre cobra un singular significado.
Ya señalamos, al hablar de la percepción, que en la sangre, y especialmente en la del corazón se asienta el pensamiento.
La idea del alma-humo es natural a los griegos desde Homero. Algunos autores señalan que deriva esta creencia de la directa observación de los vapores que se elevaban de la sangre derramada en el campo de batalla. También encontramos esta idea fuera de Grecia, inclusive en el Antiguo Testamento. En este sentido también se expresa Gomperz.
El alma-humo perece casi inmediatamente después de la muerte del cuerpo, pero hay otra alma. El alma-demonio. Gomperz señala que para Homero también había otra alma, el alma-soplo (psique). No es ésta un alma eterna, sino que perece al finalizar el período cósmico.
El alma-demonio es la que recorre el camino de la memtempsicosis, en una escala de ascención entre los seres vivos.
Conclusión.
Hemos señalado, no sin dificultad, la obra, la cosmogonía en relación con la mística empedoclea, las distintas teorías de la percepción, de la generación de los seres vivos, etc. Y mencionamos que además de este aspecto que nos interesaba tan particularmente, fue médico, ingeniero, etc. Por todo ello es fácil comprender que aún hoy los girgenteanos se sientan orgullosos del origen de Empédocles, y nos atreveríamos a extender este sentimiento a todos los sicilianos.
Estamos seguros que podríamos abundar en mas detalles, ya que sigue siendo objeto de estudio de todos los autores, pero elegimos para terminar este trabajo presentar a Empédocles en toda su magnificencia, según testimonio de Diógenes Laercio, y palabras propias de Empédocles:
“Oh amigos, que habitáis cerca de la acrópolis de la dorada Acragas, cuidadosos de buenas aciones, puertos respetuosos de los extranjeros, ignorantes de la maldad, ¡salve!. Yo camino entre todos vosotros como un dios inmortal, honrado, con la cabeza ceñida de bandeletas y floridas coronas. Cuando con mis seguidores, hombres y mujeres, entro en las prósperas ciudades, se me tributan honores divinos; me siguen en número incontable, preguntándome por el sendero del lucro; unos buscan la adivinación, y otros, afligidos desde mucho tiempo por atroces dolores, desean oír la palabra que cura toda clase de enfermedades” (36).
(1) THEODOR GOMPERZ, “Pensatori Greci”, La Nuova Italia, Roma, 1950,Tomo I, p. 344.
(2) DIOGENES LAERTIUS, “Lives of eminent philosophers”, traducción al inglés de R.D. Hicks, M.A., volumen II, Harvard, University Press, London, 1958, VIII 74 : “Floreció en la Olimpiada 84” - corresponde al período entre los años 444 al 441 A.C. y se estima que tenía 40 años en esa época (floreció) .
(3) SIMPLICIO, “Física”, 25, 19, cita como fuente a Teofrasto.
(4) ARISTOTELES, “ Metafísica “, A 3, 984 a 11, hace la misma referencia.
(5) T. GOMPERZ, Op. Cit., p. 343.
(6) DIOGENES LAERTIUS, Op.Cit., VIII, 68 y 69.
(7) Idem, 72.
(8) ANGEL J. CAPPELLETTI, “ Mitología y Filosofía: Los Presocráticos”, Editorial Cincel, Madrid, 1986, pp. 142 a 147.
(9) G. S. KIRK Y J. E. RAVEN, “Los Filósofos Presocráticos”, Gredos, Versión española de J. García Fernández, Madrid, 1981, p. 461.
(10) DIOGENES LAERTIUS, Op. Cit., VIII,51 a 53
(11) DIOGENES LAERTIUS, Op.Cit., VIII, 56
(12) DIOGENES LAERTIUS, Op. Cit., p.150.
(13) G. S. KIRK Y J. E. RAVEN, Op. Cit., p. 450.
(14) Fragmento tomado de KIRK Y RAVEN, Op.Cit, p. 452
(15) GUMPERZ, T, Op. Cit., p 347.
(16) CAPPELLETTI, A., Op.Cit., p. 149 (según Aristóteles el fuego es seco y cálido, el aire cálido y húmedo, el agua húmeda y fría, y la tierra fría y seca, juego de palabras que le permiten relacionar un elemento con otro y justificar que se tratan de los estados de la materia)
(17) KIRK Y RAVEN, Op. Cit., p. 458. El subrrayado es nuestro
(18) KIRK Y RAVEN, Op.,Cit., p. 460, cita a Simplicio: Fis. 25, 21.
(19) Idem, p 461, cita a Aritóteles, Met. L 9, 1075 b 1.
(20) Ibídem.
(21) KIRK Y RAVEN, Op. Cit., p.466.
(22) CAPPELLETTI, A, OP. Cit., p.158.
(23) KIRK Y RAVEN, Op. Cit., p.465.
(24) KIRK Y RAVEN, Op. Cit., p.466
(25) KIRK Y RAVEN, Op. Cit. p.454.
(26) KIRK Y RAVEN, Op. Cit. p.478.
(27) KIRK Y RAVEN, Op. Cit, p. 485
(28) KIRK Y RAVEN, Op. Cit, p. 487
(29) KIRK Y RAVEN, Op. Cit, p. 489
(30) Idem.
(31) KIRK Y RAVEN, Op. Cit, pp. 490 y 491
(32) KIRK Y RAVEN, Op. Cit. p. 494.
(33) KIRK Y RAVEN, Op. Cit. p. 459.
(34) KIRK Y RAVEN, Op. Cit. p. 494.
(35) CAPPELLETTI, A., Op. Cit., p. 163.
(36) DIOGENES LAERCIO, Op.Cit. ,VIII, 62.
BIBLIOGRAFIA:
THEODOR GOMPERZ, “Pensatori Greci”, La Nuova Italia, Roma, 1950,Tomo I.Cap. 5.
DIOGENES LAERTIUS, “Lives of eminent philosophers”, traducción al inglés de R.D. Hicks, M.A., volumen II, Harvard, University Press, London, 1958.
ANGEL J. CAPPELLETTI, “ Mitología y Filosofía: Los Presocráticos”, Editorial Cincel, Madrid, 1986, Capítulo 6.
G. S. KIRK Y J. E. RAVEN, “Los Filósofos Presocráticos”, Gredos, Versión española de J. García Fernández, Madrid, 1981, Capítulo XIV.
RODOLFO MONDOLFO, “El Pensamiento Antiguo”, Losada, Buenos Aires, 5ta. Edición, 1964.Capítulo V.
JOHN BURNET, “Greek Philosophy Thales to Plato”, London, Macwillon & Co. Ltd., 1960, Chapter IV.
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