
A D U N A T A (Retórica y pensamiento)
"Sobre lo alto de una vieja torre
una serpiente desgarra a un buitre..."
Teófilo de Viau.
Siguiendo a los autores tradicionales respecto del lenguaje, podemos decir que la lengua es discurso, razón y logos.
No se concibe el pensar sin lenguaje. ¿Es la estructura de la oración la que reproduce la estructura del pensamiento, o es el pensamiento estructurado desde el orden del lenguaje?
Se nos plantea un interrogante de orden filosófico.
Retórica contra Dialéctica no es Aristóteles contra Platón, como algunos autores quieren señalar.
“Platón fue transmitido parcialmente por San Agustín y alimentó, en el siglo XII, a la escuela de Chartres (escuela literaria opuesta a la escuela de París, (lógica, aristotélica) y a la Abadía de Saint - Victor). En los siglos XV y XVI se desata una intensa lucha contra Aristóteles en el nombre de Platón, exponentes de ésta son Marsilio Ficino y Giordano Bruno)" (1)
La verdadera cuestión no la encontramos después de haber sido cristianizada la retórica. Ni en su lucha por imponerse dentro del "trivium". El problema es anterior al medioevo. Es Mito contra Razón; paganismo contra catolicismo en la Edad Media, posmodernismo contra modernidad hoy. Clara prueba de aquello es que Donato, es colocado en el cielo, por Dante; en cambio, Prisciano, en el séptimo círculo del infierno. Pero aún así es reputado como gran sabio. Hoy son rescatadas figura como Gorgias y Protágoras.
Seguir un camino diacrónico de la lucha entre mito y razón, fácil de encontrar en cualquier texto de introducción a la Filosofía, nos alejaría del problema central: el lenguaje.
Intentar un viaje similar al anterior desde Gelon e Hieron (tiranos sicilianos 485 A.C.), a través de los tratados de retórica, tampoco nos llevaría a buen puerto. No sería más que un mero ejercicio de "disputatio".
La muerte de la retórica se produjo, y se mantiene, en la "creencia" (evidencia según Barthes) de que los hechos, las ideas y los sentimientos se bastan a sí mismos y prescinden del lenguaje; lo usan sólo como instrumento.
Estos viajes, virajes, parcializaciones, son las que dan una falsa idea al perder de vista el todo. Tal como ciegos que tocaron por primera vez a un elefante: el que tocó la cola dijo - es una serpiente; el que tocó la pata, - es un árbol; el que tocó el cuerpo, - es un inmenso tonel; el que tocó la oreja, - es una cortina. Del mismo modo, en parcializaciones sin fin, los lingüistas se expresan: "instrumento de comunicación", "instancia de la subjetividad", "géneros discursivos".
Sin ampararme en una falsa "excusatio propter infinitatem", debo decir que no me encuentro a la altura de los autores que han tratado esta cuestión. Pero haré igual que el lego que ve al mecánico armar un motor y observa que sobran piezas, por ello puede decirle que ha trabajado mal.
Del mismo modo analizaré las piezas que sobran, las que quedaron fuera del estudio de los autores.
La retórica
Prescindiendo de lo que algunos autores denominan proto-retórica y comenzando con la creación del género "epidictico", pasaje del verso a la prosa, donde metro y música son reemplazados por un código: palabras de una misma consonancia, asonancias, aliteraciones, etc.; se abre una perspectiva paradigmática.
Es el ingresar a la red paradigmática, lo que permitirá establecer relaciones psíquicas, como la condensación y el desplazamiento suceden en el sueño; u otro tipo de relaciones entre el lenguaje y las pulsiones.
Lamy dirá, hablando de las figuras retóricas, "habrá tantas como síntomas" y ensayará una clasificación: " elipse: pasión violenta, habla tan rápido que la palabra no puede seguirla.; repetición: el hombre apasionado gusta repetirse, como el encolerizado da repetidos golpes; hipotiposis: presencia obsesiva de objeto amado; epanortosis: el hombre apasionado corrige su discurso para aumentar su fuerza; hipérbate (inversión): la emoción trastoca el orden de las cosas, consecuentemente el orden de las palabras; distribución: se enumeran las partes del objeto de la pasión; apóstrofe: el hombre emocionado se vuelve hacia todos lados buscando, por todas partes, socorro; etc." (2)
Si alguna vez se perdió de vista la relación entre la expresión hablada y la pulsión fue porque la retórica fue "empequeñecida por el triunfo de los lenguajes castradores, gramática (recordemos la lima y el cuchillo de Marciano Capella) y lógica" (3) por haber sido derivada hacia lo inesencial, a lo ornamental.
Cuando más adelante hablemos de la " disputatio " comprenderemos mejor su difusión y aceptación, si comprendemos las profundas conexiones psíquicas entre el juego y la disputa.
No sólo podemos remitir a Freüd, en "Psicopatología de la vida cotidiana", donde trata del chiste, de los actos fallidos, del olvido de nombres propios y palabras extranjeras. También Barthes señala en " Sentido neurótico de la disputatio" que " el silogismo es el arma...los dos antagonistas son dos verdugos que tratan de castrarse uno al otro...Por lo viva la explosión neurótica debió ser codificada, la herida narcisista limitada: se transformó en deporte a la lógica..." (4)
Concluye diciendo: " La disputatio ha desaparecido, pero el problema de las reglas (ludicas, ceremoniales) del juego verbal se mantienen: como discutimos hoy en nuestros escritos, en nuestros coloquios, en nuestras reuniones, en nuestras conversaciones y hasta en las " escenas " de la vida privada ". (5).
Es muy significativo que el autor mencione dos aspectos claramente diferenciados: el lúdico y el ceremonial. Desde el mito diríamos que uno es el pálido reflejo del otro.
En la Magia, en los rituales, aparece siempre la "palabra justa", que es oculta, la palabra mágica, la clave. En el pensamiento lógico se transformará en el "ábrete sésamo" o en el "abracadabra" de los cuentos. Lo incorporará el niño en forma lúdica, y el adulto lo menciona en broma, pero lo menciona.
Permítaseme, a modo de ejemplo, o por cualquier otra excusa, jugar un poco: cuando Jesús dijo " Eli, Eli, Iamma sabachtani" (Padre, Padre, ¿me has abandonado?) nada le pregunta al Padre. Al contrario, ante la muerte no duda; parafrasea al profeta Elías. De este modo da por cumplida la profecía, demostrando que Él era el esperado y ese su fin y su principio. Es propio de la naturaleza del Mesías no tener dudas. Es ese su "modo essendi", otra interpretación es un error "in intelligendi".
Los antiguos concebían al lenguaje con una base pura, desnuda, y otra (retórica) de colores, flores, luces, que se ponen "para evitarle al pudor el embarazo de una exposición demasiado desnuda", decía Quintiliano.
Lamy señalaba que las figuras son "los morfemas de la pasión", así: la exclamación corresponde a la afasia emotiva; la duda, a la tortura de las incertidumbres de la conducta; la elipsis, a la censura; la paraelipsis, al placer de herir; la hipotiposis al "fantasma interior".
El lenguaje es natural porque las pasiones están en la naturaleza humana y secundario porque las normas sociales exigen que las pasiones sean distanciadas y ubicadas en la región de "la culpa" (6)
Pero de todas estas notas, ¿cuáles son las faltantes?, ¿cuál es la "pieza que sobra"?. Hablamos de la relación con la psiquis, y si la respuesta pudiéramos encontrarla allí, deberíamos ceder el puesto a la Psicología; pero buscamos una respuesta desde el lenguaje. ¿Dónde se encuentra el dominio del mismo y de la retórica de la que hablamos? : en el dominio de las artes.
Las Artes:
La retórica medieval se caracterizaba por el dominio de tres artes: los sermones (sobre la virtud), el arte epistolar y el arte poético.
Podemos extractar un principio común a todas las artes: LA PROPORCION.
Reinolds decía que todos debíamos someternos a reglas; estas reglas no son cadenas para el genio; son cadenas sólo para quienes carecen de él, "como la armadura, ornato y defensa en los fuertes, es una pesada carga para los débiles, a los que abruma en lugar de proteger".
La belleza de la forma, la expresión del intelecto y del espíritu se halla bajo el dominio de reglas.
Los antiguos maestros de todas las artes crearon sus obras inmortales agrupando armónicamente todos sus elementos.
Lo que aparenta ser resultado de la intuición, fue en ellos producto de una elaborada concepción. Esto es indiscutible, si bien puede suceder que el artista no tenga conciencia de las estructuras lineales y centro focales, sin dudas éstas cualidades les fueron dictadas intuitivamente por impulsos inconscientes que le marcaban un orden, pero como conocían a la perfección la ciencia y reglas de su arte, el inconsciente ordenó todos los elementos de su obra.
De éste modo, si el artista estudia y conoce las reglas, alcanza a percibir los ritmos armónicos, y puede pintar, esculpir, componer música, ejecutar música, etc., respetando los postulados de la PROPORCION y creando arte.
Los Modistas estructuran a la lengua desde el "constructible", privilegiando la sintaxis sobre el semantema; estructura ésta que está garantizada por la estructura del ser (modi essendi) y por la de la mente (modi intelligendi), se plantea así que hay una GRAMMATICA UNIVERSALIS (en todas las lenguas, aunque puedan variar los accidentes). No es pues el gramático quien descubre la gramática, es el filósofo, mediante el examen de la naturaleza de las cosas, el que descubre a la gramática. Y ahora, podríamos agregar, es el artista, el que conoce la relación de proporción.
Pascal dirá que " el orden del discurso no tiene caracteres intrínsecos (claridad o simetría), depende de la naturaleza del pensamiento, a la que debe conformarse el lenguaje para ser correcto". Por supuesto que a Pascal debemos la Anti-retórica del humanismo moderno; es claro que se exprese de este modo, en cambio, tratamos de demostrar lo contrario apelando a la Proporción.
QUÉ ES LA PROPORCIÓN
LA PROPORCIÓN es conocida desde tiempo de los egipcios, no fueron ajenas a ellas las culturas griega y romana. Los góticos tuvieron sus cánones y los renacentistas no fueron los últimos en respetar esos ritmos armónicos, que también encontramos en obras orientales.
Hace 25OO años el escultor griego Policleto esculpió el famoso Dorífero, que en la actualidad puede observarse en el Museo del Vaticano, siguiendo una misteriosa fórmula matemática, dando como resultado una obra considerada la más bella en estética. El Dorífero es considerado el exponente más perfecto de la belleza masculina.
También Teodoro y Telecleo, siguiendo esta misteriosa fórmula, esculpieron, en distintos lugares de Grecia, y sin ver lo que el otro hacía, una mitad cada uno de una estatua dedicada a Apolo. Finalizado el trabajo y al reunir las dos partes coincidieron perfectamente como si hubiesen sido esculpidas por el mismo artista.
Éstos relatos de Plinio El Viejo, complementados por la versión de otros autores como Euclides, 2OO años más tarde, determinan que estos artistas, tomando como unidad o referencia la longitud del dedo medio de la mano habían establecido una serie de proporciones para las otras partes del cuerpo en relación con esta unidad.
Muchas otras medidas fueron tomadas, como caras, cabezas, pies, lo que indica que todas están en relación de proporción: EL TODO Y SUS PARTES MAYORES Y MENORES GUARDAN UNA RELACION QUE PUEDE EXPRESARSE EN FORMULAS MATEMATICAS.
Fórmula es el modo de expresar una cosa existente con términos y procedimientos preestablecidos. La fórmula sólo explica una cosa existente en la naturaleza en un lenguaje comprensible para quien lo entiende, según se trate de símbolos químicos, físicos, matemáticos, mágicos, astronómicos, etc..
Por ejemplo, la ley de gravedad enunciada por Newton, sólo expresa un fenómeno existente y lo compara con partes más comprensibles y en un lenguaje comprensible para físicos : "Los cuerpos se atraen entre sí en razón directa de sus masas y en relación inversa del cuadrado de sus distancias".
Para conocer algo se lo debe comparar en proporción y así lo expresa Kepler al enunciar: "Los cuadrados de los tiempos de las revoluciones de los planetas alrededor del Sol son entre sí como los cubos de sus distancias".
Las fórmulas no sólo alcanzan lo visible, también lo abstracto, lo encontramos en la geometría de Pitágoras: "en un triángulo rectángulo el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma del cuadrados de sus catetos"
Es fácil comprender que la fórmula expresa algo que existe, y si bien la forma de comprobación pueda tener más de una alternativa, el resultado, la fórmula, es siempre el mismo. Vale decir que la fórmula es una sola, la fórmula preexiste antes de ser enunciada.
Todo el universo puede ser expresado en fórmulas, lo visible y lo invisible, lo mensurable como lo inmensurable, lo concreto y lo abstracto, siendo lo visible la resultante de lo que hay de invisible, como un iceberg que exhibe una parte proporcional del total, manteniendo el resto bajo la superficie.
TODO ES UNO MANIFESTÁNDOSE EN INFINITAS FORMAS. HABIENDO EN CADA COSA PARTES PROPORCIONALES DE LAS QUE HAY EN LAS DEMÁS.
Ahora se nos plantea la cuestión si el orden es creado o creador, y encontraremos autores de uno y de otro lado.
El orden
"La inventio", es un descubrir y no un inventar, es un encaminarse "via argumentorum" con la certeza de que lo espontáneo, lo ametódico no produce nada.
Pero ¿cuál debe ser el método, la guía de esa vía que asegure se trata de la "via regia" y no de un camino equivocado.?
Dejaré de lado las "pisteis atejnoi" (pruebas externas), propias de lo judicial, y tomaré las "pisteis entejnoi" (pruebas dentro de la tejne).
Para argumentar "exemplum" (pasar de lo particular a otro particular vía el eslabón implícito de lo general), ya se trate de "fábula" (composición de acciones) o de "parábola" (comparación corta ) o de exemplum "real"; tanto como para argumentar con la "imago" (figura ejemplar) es necesaria una gran "cultura general". Es este aspecto el que ha hecho de la retórica una práctica de la cultura burguesa.
Además se nos plantea el interrogante de si se trata de un fenómeno cultural o natural. ¿Existe una ideología (dicho en su sentido más estructural) de la forma. ?
El mismo "entimema" no es sino un silogismo incompleto, acortado, pero es acortado en partes, porque las otras partes se " conservan en la mente " (enthymo). Lo cual vuelve a llevarnos al punto anterior de la necesidad de un vasto conocimiento.
El entimema es un silogismo perfecto en la mente, sólo esta acortado en el lenguaje, es un accidente lingüístico.
Otro tanto sucede con la "máxima" que no es sino un silogismo abreviado elípticamente al máximo.
El placer (vuelta a las referencias psíquicas ) de utilizar entimemas, de descubrir acertijos, criptogramas, palabras cruzadas, es un rasgo narcisista que además puede cultivarse con beneplácito social. No sólo dará status sino que nos acercará a las soluciones de los misterios (Edipo resolvió el misterio de la Esfinge de Tebas ).
No sólo encontraremos una red ordenada en el orden paradigmático; también en el sintagmático, en el arte de elegir las figuras dentro del sistema de figuras.
Es la figura la separación existente entre el signo y el sentido ( res y verba - significado y significante) ES UN ESPACIO INTERIOR DEL LENGUAJE.
El espacio de la figura hace que el lenguaje sea un algo continuo, sin lagunas todo lleno de figuras que no admiten traducción so pena de perder la propia calidad de figuras; aún en los casos más inverosímiles se encuentra de inmediato la figura: "la catacresis" (tropo forzado) como por ejemplo "brazo del sillón". Y no solamente llena las lagunas del idioma, sino también las de las emociones, como en el caso de " las descripciones " (que refuerzan la definición ).
¿De dónde proviene la sobrecarga de sentido de la figura que va mas allá de la expresión literal ?
La expresión literal no es más que una "denotación", en cambio, la figura es una "connotacion", la parte designa al todo (sinecdoque).
En la modernidad sólo quedan los "signos de la literatura", como dice Barthes, que organizan el lenguaje literario como una segunda lengua. No se conserva de la vieja retórica el contenido, sino la forma, "la idea paradojal de la literatura como un orden fundado sobre la ambigüedad de los signos, sobre el espacio exiguo, pero vertiginoso, que se abre entre dos palabras del un mismo sentido, dos sentidos de la misma palabra: dos lenguajes del mismo lenguaje " (7)
Hemos hablado de partes pero no hemos dicho en qué medida juegan esas partes en relación al todo.
Ésto puede expresarse en fórmulas matemáticas: "el número de oro", o en forma geométrica: "la proporción áurica".
La proporción áurica
Los griegos llamaban simetría a las cadena de relaciones, tomando como medida al hombre, mediador proporcional de cosmos.
Platón decía "es imposible combinar dos cosas sin una tercera que las ensamble, y las más perfecta es el TODO, la suma de las partes como todo."
Los egipcios establecieron patrones variables según las épocas, 19 unidades, 21 ó 23, lo que revela un cambio en los arquetipos y no en la raza.
Cuando los egipcios modificaron la figura humana de 21 partes iguales, y agregaron dos, en la parte superior, que formo el Airon, que representa los valores morales, dieron testimonio de un cambio social.
Los griegos tomaron estas enseñanzas y establecieron comparaciones: para 19 dedos, correspondían 7 cabezas; para 21 dedos, 7 y media; y para 23, ocho. Representaron cada época egipcia hasta encontrar su propia identidad y establecerse en el ideal de 7 cabezas y media para el hombre común y de ocho para el heroico.
El arte griego superó al egipcio en hermosura, y en técnica, comenzaron a usar la perspectiva.
Siguiendo la evolución histórica, sabemos que los romanos asimilaron la cultura griega, incluso la perfeccionaron.
Marcos Vitruvio (85-26 A.C.) en su "Tratado de arquitectura" de 1O libros dice: "Ningún edificio será bien compuesto si no tiene proporción y relaciones análogas a las de un cuerpo bien formado".
Escucharemos a muchos autores hablar del "edificio del lenguaje."
Vitruvio divide al cuerpo en 8 partes iguales a la cabeza, y establece otros patrones de referencia: "4 dedos en ancho es un palmo; 4 palmas, un pie; 24 palmas, la altura total del cuerpo; es igual el alto que la envergadura con los brazos abiertos, formando un cuadrado cuyas diagonales se cruzan en el pubis, y con los brazos en alto y las piernas separadas una circunferencia cuyo diámetro se cruza en el ombligo."
Los góticos alargaron las figuras mezclando cánones mágicos en sus composiciones artísticas, dando como resultado las típicas imágenes místicas del gótico.
En el Renacimiento se destacan Luca Paccioli y Leonardo Da Vinci, especialmente el "Tratado de anatomia" de este último, donde se repite el hombre en apertura crucial inscripto en un cuadrado y una circunferencia, figura que ya había sido descubierta por Vitruvio, aunque hoy es más conocido el grabado de Da Vinci que el del romano.
En esta época también destaca Leonardo de Pisa, matemático italiano conocido como Fibonacci, quien explica que la sucesión de los números naturales: 1,2,3,4,etc, es una sucesión donde cada número tiene una unidad más que el anterior y una menos que el posterior, manteniendo, de este modo, una relación constante y monótona; en cambio, encuentra una serie, conocida hoy como serie de Fibonacci, donde la sucesión es asimétrica pero armónica, PROPORCIONAL. Ésta serie se forma de manera aditiva: sumando los dos números anteriores : 1+1=2, 1+2=3, 2+3=5, 3+5=8, 5+8=13, 13+8=21, etc. No es esto sólo un juego de números caprichoso, gracias a la serie de Fibonacci se descubrieron las órbitas de los planetas Urano, Neptuno y Plutón; relación que se estableció tomando como unidad la distancia Tierra-Sol, a partir de allí todos los planetas describen elípticas ubicadas en distancias que guardan exacta relación con esta serie aditiva.
En la posmodernidad los artistas se encasillan en un aislamiento suicida, desechando las experiencias anteriores, fatigándose en el redescubrimiento de lo ya superado.
Es de destacar que los antiguos a través de la proporción determinaron al hombre, y con la falta de ésta, a sus vicios o defectos.
Es interesante ver en " La Composición Áurica en las artes plásticas " de Pablo Tosto (Bs.As. 1958) cómo se describen estos vicios y defectos según sean los aplomos, la cadera, el pubis, el torax u otras medidas que deben guardar una exacta proporción para señalar un cuerpo sano física, mental y espiritualmente.
Pierre Camper (1722-1789) anatomista y antropólogo holandés llega a establecer el grado de inteligencia de la escala zoológica y racial según un ángulo determinado por dos líneas que unirían el hueso frontal y los incisivos, y los orificios nasal y auditivo. Cuanto más se aproxime el ángulo a los 9O grados, indica un mayor grado de inteligencia.
Jean Galvet Salvage (1771-185O) medico y anatomista francés, en su libro " Anatomia del Gladiador Combatiendo" trata no sólo de la proporción de huesos y músculos, sino de los mecanismos del movimiento. También establece las proporciones de los niños a las diferentes edades.
Pablo Richer clasifica al hombre según su proporción en heroico (8 cabezas) o tipo medio (7 y media), rota esta proporción tendremos a los tipos anormales.
La relación entre dos medidas, de modo que la mayor sea al total como la menor es a la mayor, es la llamada PROPORCION AURICA. La representación en números de ésta proporción se conoce como el NUMERO DE ORO.
Para una mejor ilustración veamos: una recta puede ser dividida en el centro, existe un solo punto para ello, dando como resultado dos partes iguales, una simetría monótona, como la de los números naturales ( 1,2,3,etc.).También puede dividirse en otro punto, dando dos partes desiguales, desarmónicas, sin relación alguna. Pero se la puede dividir en un punto de manera que los segmentos guarden una relación constante, proporcional y armónica, de modo que "el segmento menor sea al mayor como el mayor es al todo", ésta es la PROPORCION AUREA.
Expresar esta relación en números, no es difícil: supongamos que la recta que queremos dividir, AB, mide 1O cm. Al seccionarla en el punto C nos quedan dos segmentos: AC que mide 6,18 cm. Y CB que mide 3,82 cm.
C
A ---------- B A ------x---B A ------ C C --- B
1O cm. 6,18 cm 3,82cm
Expresado esto en una ecuación tenemos que 6,18 : 1O :: 3,82 : 6,18 ( seis con dieciocho es a diez, como tres con ochenta y dos es a seis con dieciocho).
Podemos hacer : 6,18 X 6,18 = 3,819
3,82 X 1O = 3,82O
Cuando la parte mayor es conocida, se puede averiguar la menor multiplicando el valor conocido por O,61812. Si por el contrario, se conoce la medida de la menor, se multiplica el valor por 1,6178.
1,618 es el NUMERO DE ORO que expresa la PROPORCION AUREA.
La red
La compleja red que se teje desde la inventio y llega a la dispositio en forma paradigmática y sintagmática encuentra su origen en la premisas entimematicas.
No se tratan de certezas científicas sino culturales que "son extraídas de ciertos lugares en que se encuentran (topos) como las letras para las palabras a escribir" (Ciceron).
No podemos decir que sea un método, como lo concibió Aristóteles, ni tampoco una reserva de estereotipos o tabla de temas ante los cuales no debe uno quedarse callado. La topica es una red, "partera de lo latente" la conjunción de red y quaestio son tema y predicado, sujeto y atributo.
Para Lamy existen lugares de la gramática (etimología), lugares de la lógica, (género, accidente), lugares de la metafísica (causa, efecto). También hay lugares especiales (eide)
que estoy tentado de llamar generos discursivos.
El aspecto subjetivo (ethe) donde el orador no solamente enuncia una información y al mismo tiempo expresa soy esto o aquello. Mientras habla y desarrolla el predicado también dice pro y contra (fronesis) expresa su franqueza (arete) o su simpatía (eunoia). También expresa su tiempo y lugar con la hipótesis (particular) que es ese punto a debatir temporalizado y localizado, y no con la tesis (abstracta).
La palabra en la composición: (dispositio)
El furor de clasificar las figuras retóricas tejió una red cada vez más fina, codificando la palabra y ya no el lenguaje, se trató de controlar lo incontrolable. Este problema ya fue visto por Saussure.
Pero aquí también hay una "pieza que sobra", es la cuestión de los anagramas (anafonia, hipograma o paragrama).
"En el supuesto que exista una palabra por imitar, distingo entonces: el anagrama, forma perfecta; la anafonia, forma imperfecta (8).
Al escuchar unos versos saturninos latinos, Ferdinad de Saussure oye surgir en formas discontinuas los fonemas principales del nombre propio de un dios o héroe.
"Como si no bastara semejante aumento de cadenas, Saussure descubre otras nuevas, cuyo rasgo es la reduplicacion" dice Starobinski, y antes habíamos dicho: "estas reglas no son cadenas para el genio; son cadenas sólo para quienes carecen de él, como la armadura, ornato y defensa en los fuertes, es una pesada carga para los débiles, a los que abruma en lugar de proteger", parafraseando a Reinolds.
Starobinski trata de demostrar que el poeta se entregaba al análisis fónico de las palabras, y pone ejemplos de versos védicos; pero aún así choca contra la evidencia que ante un noveno verso agregado, pierde todo sentido, y quitando ese verso agregado se resuelven en pares todas las consonantes de los ocho versos originales.
Tampoco parece convincente que un obsesivo "gusto por el eco" sea el autor de la aliteración. Y menos aún que Saussure encontró lo que buscaba porque era un lingüista, si
hubiese sido economista habría encontrado sistemas de intercambio, y si psicólogo, una red de símbolos inconscientes, dice Starobinski.
A pesar de los esfuerzos de los autores por desacreditar el descubrimiento de Saussure, queda la indiscutible evidencia de su presencia, y el misterio de su origen tanto en la poesía como en la prosa de Cicerón y otros.
Pero hay algo más, no sólo aparece un nombre al azar, el nombre que aparece está íntimamente relacionado con el tema del verso, y no porque el autor haga una especie de homenaje a la deidad; de este modo descubre Saussure el anagrama "Priamides" que designa a Héctor, figura aparecida en sueños a Eneas en los versos de Virgilio.
Y baste uno más para dejar abierto el misterio: Cuando Freüd trata el olvido de palabras extranjeras pone un ejemplo de un verso de Virgilio, su interlocutor comete un error al recitarlo de la manera que sigue: "exoriar(e) ex nostris ossibus ultor" de donde se repiten dos veces ex - nos (no somos ?); en lugar del verso correcto : " exoriar(e) aliquis nostris ex ossibus ultor" de donde se repiten dos veces "e" "r" "os" :EROS. Intimamente ligado a la reproducción que presupone la invocación de venganza y también escogido por el interlocutor de Freüd, en forma inconsciente, por la relación con el problema personal que reprimía.
Hoy muchos autores investigan códigos en La Biblia y en otras obras clásicas de la literatura como Moby Dick.
Y vuelvo a tomar licencia para jugar con el lenguaje: Es el lenguaje un atributo del hombre o un regalo de los dioses? Cuenta el mito que Cronos tenía la horrible costumbre de devorar a sus hijos. Cansada su esposa, Rea (la Tierra), escondió a los tres últimos reemplazándolos en sus lechos por piedras. Llegado Cronos, devoró las piedras y ya nunca más buscó a esos hijos. La madre repartió entre ellos el mundo: a Hades, los infiernos; a Poseidón, los mares, y a Zeus, el Olimpo. El tiempo comió todas sus obras (las piedras) pero no sus nombres ni los relatos de sus historias (las palabras). Este mito, como tantos otros, nos sumerge en el mundo de los arquetipos, de signos y símbolos del inconsciente colectivo. Hemos creído que la facultad de los profetas está en la Gracia Divina o en algún extraño e inexplicable poder de su mente, sin embargo tengo la certeza que tal don no se encuentra en ningún sujeto, sino en el lenguaje.
Y para concluir, mientras los autores ahonden la investigación de parcialidades, se separarán cada vez más del todo; el no querer atarse a las reglas de la proporción áurica hará que se refuercen las ataduras que los mantienen sujetos mirando las sombras del fondo de la caverna; tomar la investigación del todo por la "vía regia" de la Proporción, es liberar al troglodita y enfrentarlo con la realidad.
Citas
1 - Roland Barthes - La antigua retorica - pag.33 Nota P. P.
2 - Gerard Genette - Figuras - pag 243
3 - Roland Barthes - Op.Cit. - pag 28
4 - R. Barthes - Op.Cit. - pag 34
5 - R. Barthes - Op.Cit. - pag 35
6 - R. Barthes - Op.Cit. - pag 78
7 - Genette - Op. Cit, - pag 246
8 - Jean Starobinski - Los anagramas - Estudio critico - pag. 23O